Las guías – Por Tab Dar

Entonces… Osho llegó a mi vida o yo a su llamado en el medio de una profunda tristeza, excepticismo desolación e inconsciencia, estado de oscuridad, dato que con el tiempo procese como «la punta del iceberg».
Mi estado era, aparte de inconsciente, de incapacidad de compromiso conmigo mismo y por ende con la vida. Esa etapa de alrededor de los treinta y cinco, donde el anhelo de ser uno mismo se mezcla con el miedo a madurar. Una voz que me alentaba a recorrer un camino desconocido e impredecible… ser yo mismo, más allá de las consecuencias.
Un guía a travéz de profundas y poéticas palabras que me envolvían en su seducción, junto a un anhelo de vivir en esa dimension… Osho… y paralelamente… no entendía nada.
Largo tiempo paso para entender que ahí estaba la trampa… no había nada que entender. Una parte que buscaba de dónde agarrarse, otra quedaba subyugada por el precipicio, el vacío y las ganas de abrazar la libertad. TODAS ZANAHORIAS. La libertad la tenemos, sólo necesitamos coraje para hacernos responsables de la misma. Y escuchaba:
«Cuando encaramos una situación muy difícil podemos escoger, podemos ser resentidos y tratar de encontrar alguien o algo a quien culpar por las penalidades, o podemos encarar los retos y crecer. No hay porque luchar contra los desafíos de la vida, o intentar evitarlos o negarlos. Están allí y si la semilla se tiene que volver una flor, tenemos que pasar por ello. Ser suficientemente valientes para crecer y convertirnos en la flor que tenemos que ser. La semilla no puede saber lo que va ha pasar. La semilla nunca ha conocido a la flor y la semilla no puede incluso creer que contiene la potencialidad de volverse una bonita flor. Largo es el viaje, y siempre es más seguro no empezar este viaje, porque el camino es desconocido, nada está garantizado. Mil y uno son los riesgos del camino, muchos son las trampas y la semilla está segura, escondida dentro de una coraza de cáscara dura. Pero la semilla lo intenta, hace un esfuerzo; tira la dura cáscara que es seguridad; empieza a moverse. Inmediatamente la guerra comienza: la lucha con el suelo, con las piedras, con las rocas. Y la semilla era muy dura y el germen será muy suave y los peligros serán muchos. No había peligro para la semilla. La semilla hubiera podido sobrevivir por milenios, pero para el germen muchos son los peligros. Pero el germen brota hacia lo desconocido, hacia el sol, hacia la fuente de luz, sin saber dónde, sin saber por qué. Grande es la cruz para ser transportada, pero un sueño posee a la semilla y la semilla se mueve. Lo mismo es el camino para el hombre. Es arduo y mucho ” valor coraje será necesario.» – Osho.
Y me fui rindiendo ante la tremenda sabiduría de estos mensajes. Pero faltaba algo escencial… MEDITACION. No se alcanza un estado meditativo sólo porque decimos o vamos a MEDITAR. Si meditar es un objetivo, no se medita, a lo sumo solo tranquilizamos al ego y con suerte algo relajamos… son puntitas. Pero cuando dejamos de pelear, cuando dejamos de creer o anhelar que llegamos a algún lugar… algo sucede. Luego… esta en nosotros descubrirlo.
Por: Tab Dar