
Todas las técnicas de meditación son similares a la hipnosis. Esto crea un problema. Crea un problema cuando la gente sigue preguntando acerca de la diferencia entre la hipnosis y la meditación. No hay diferencia. El camino es el mismo, pero la dirección es diferente.
En la hipnosis estás durmiéndote más y más, perdiendo consciencia; en la meditación estás despertando, adquiriendo consciencia. Es el mismo camino. En la hipnosis te estás condicionando, en la meditación te estás descondidonando; pero el proceso es el mismo. La meditación es hipnosis a la inversa. De modo que todo lo que has hecho contigo mismo tienes que deshacerlo; eso es todo.
Intenta hacer un experimento muy simple que será revelador: puedes hipnotizarte a ti mismo. Cierra tu habitación y ponla completamente a oscuras; luego pon una pequeña vela enfrente de tus ojos. Entonces, sin pestañear, mira fijamente la llama, y sigue pensando que te estás durmiendo, te estás durmiendo. Un dormir, profundo está llegando a ti… Simplemente deja que este pensamiento flote ahí, dentro. Sigue mirando la vela y deja que este pensamiento esté ahí como una nube rondando sobre ti. Te estás durmiendo, te estás durmiendo. Cuando lo hagas, tienes que decir: «Me estoy durmiendo. Está llegando el sueño. Mis miembros se están relajando.»
Sentirás inmediatamente un cambio sutil, y en tres minutos sentirás que el cuerpo se ha vuelto pesado. Puedes caer en cualquier momento. Los párpados son pesados y ahora es muy difícil seguir mirando la llama. Los ojos quieren cerrarse. Todo se ha entumecido.
Ahora puedes sentir que esto es la hipnosis, adormecerse más, caer en la inconsciencia, volverse más inconsciente. Siente cómo es, lo que está sucediendo, cómo tu mente se ha nublado. La claridad se ha ido, la vitalidad se ha ido; estás, cada vez más mortecino. Sientes el cuerpo más pesado. Esto te dará la sensación de cómo tu consciencia puede volverse inconsciencia.
Prueba esto durante siete días para poder sentir completamente lo que es, y cómo bajas al pozo. Con más y más oscuridad, más sueño, más inconsciencia, de pronto en el último momento no estarás ahí y la llama habrá desaparecido. Estás profundamente dormido. Puedes sentir la tumba.
Luego, después de una semana, prueba otro experimento. Con la misma habitación, la misma llama, la misma manera de mirar, pero un pensamiento diferente en la mente: «Me pondré más alerta, estoy cada vez más alerta, más vivo, más alerta. El cuerpo está cada vez más ligero.» Deja que esté ahí este pensamiento y sigue mirando la llama; sentirás una oleada repentina de vida, consciencia y consciencia.
En siete días puedes llegar a un punto en el que te sientas tan alerta como si no tuvieras cuerpo. En un polo de todo el espectro está el dormir profundo, en el que te olvidas completamente de ti mismo; en el otro polo hay consciencia profunda, en la que todo es olvidado; sólo te acuerdas de ti mismo.
Luego hay muchos estadios intermedios. El estadio en el que estamos está justo en el medio, medio dormidos, medio despiertos. De modo que todo lo que haces lo estás haciendo medio dormido, medio despierto. Ambos procesos son lo mismo; son el mismo proceso.
El pensamiento en un estado intenso se vuelve realidad; el pensamiento condensado se vuelve una cosa. Un pensamiento mantenido continuamente en la consciencia te transforma, se vuelve una semilla. De modo que si estás esforzándote para es-tar cada vez más alerta, te estás descondicionando a ti mismo, yendo en la otra dirección. Gurdjieff lo llama recuerdo de uno mismo; dice: «Recuérdate a ti mismo continuamente.» Buda dice: «No te olvides a ti mismo; independientemente de lo que estés haciendo, sigue repitiendo continuamente que lo estás haciendo.» Y es tan específico, que les dice a sus monjes: «Cuando estés andando y se eleve tu pie izquierdo, recuerda que tu pie izquierdo está elevándose. Ahora el pie está bajando, ahora el pie derecho está elevándose, ahora el derecho está bajando. Recuerda que la respiración está entrando, que la respiración está saliendo. Recuerda continuamente, independientemente de lo que esté sucediendo, y usa todo lo que suceda como una situación para recordar. No hagas nada en un estado inconsciente, adormilado.» Y Buda dice que esto es suficiente. Si puedes funcionar así las veinticuatro horas, tarde o temprano te habrás deshipnotizado a ti mismo. Te habrás vuelto consciente, alerta.
La hipnosis y la meditación son el mismo proceso en direcciones diametralmente opuestas. Puedes usar la hipnosis para despertar; puedes usar la hipnosis para dormirte profundamente. Y si llegas a dominar el arte de la hipnosis, tienes la llave que abre todas las puertas de la vida.
Si no dominas la llave de la hipnosis, entonces eres víctima de muchísimas fuerzas. Esto merece la pena comprenderlo, si no sabes qué es la hipnosis, entonces eres una víctima. Todo el mundo está tratando de hipnotizarte, ¡todo el mundo, te digo! Puede que no lo estén haciendo a sabiendas, pero todos lo están intentando. Hay formas, métodos diferentes. El mundo entero está lleno de trucos hipnóticos, el mismo anuncio en el periódico, en la televisión y en la radio. Sigue machacando; se vuelve hipnótico.
Sigues repitiendo en la mente: «Lux es el mejor jabón.» Sigues repitiéndolo. Dondequiera que vas, está escrito en los muros; lo ves en el cine, está en la pantalla del televisor, está en la radio, en las revistas, en los periódicos, en cualquier cosa, «Jabón de tocador Lux.» Sigue y sigue. Quedas hipnotizado por ello. Entonces vas a la tienda y el dependiente te pregunta: «¿Qué jabón necesita?» y dices: «Jabón de tocador Lux.» Estás dormido. No lo estás diciendo conscientemente; te lo han metido a fuerza de repetir y ahora lo llevas dentro.
Se han gastado millones en publicidad para hipnotizarte. Esos anuncios tienen que ser repetidos continuamente. La repetición es el método. Entonces quedan grabados en ti, y no eres consciente de ello; luego, de pronto sale de tu boca: «Jabón de tocador Lux.» Y piensas que tú estás eligiendo. No eres tú el que elige.
Todo el sistema educativo es hipnótico. Por eso el profesor debe estar en un lugar más alto. Hay que medirlo científicamente, porque hay un punto concreto… Como yo estoy sentado aquí es un punto inapropiado, no es el correcto. Tus ojos deberían estar tensos al mirarme, muy tensos, no relajados; entonces puedes ser hipnotizado fácilmente.
Hitler usó todas las proporciones. Tenía un comité de expertos para medir qué distancia desde la audiencia y cuánta altura eran necesarias para que los ojos estuvieran con una tensión correcta en la que fuera fácil hipnotizarlos y adormecerlos. Y entonces apagaban todas las luces; en la sala de conferencias de Hitler las únicas luces alumbraban a Hitler. Nadie podía ver nada más, y así te forzaban a mirarle sólo a él. Se creaba una tensión específica para una situación específica. En esa tensión, seguía diciendo algo durante un tiempo. Las cosas que quería grabar en ti las diría después, cuando toda la audiencia estuviera adormilada. Entonces las palabras entrarían simplemente en el inconsciente y empezarían a funcionar.
Ahora han inventado la publicidad subliminal en las películas. Mientras estás viendo una película, entre dos fotogramas, durante justo una fracción de segundo, destellará el anuncio. No podrás leerlo; ni siquiera sabrás que ha sucedido. Simplemente mirando la película, de repente, durante unos segundos, habrá publicidad… pero no tendrás consciencia de ello.
Sólo dos de cada cien personas pueden notar que ha pasado algo. Sólo los que tienen ojos muy agudos pueden percibir que hubo algo en medio. El noventa y ocho por ciento de la gente no lo notará, pero el inconsciente lo ha leído. Ha entrado en ti.
Hubo un experimento con ello en una película americana. Hicieron destellar momentáneamente en la pantalla una marca concreta de refresco, algo nuevo. Sólo el dos por ciento de la gente se dio cuenta de que había habido un anuncio publicitario; el noventa y ocho por ciento fue totalmente inconsciente de ello, pero en el descanso mucha gente salió a comprar esa bebida. No eran conscientes de que había habido un anuncio, porque había sido fulgurante.
La hipnosis está por todas partes. La educación la usa, el comercio la usa… todo el mundo la está usando. Y si no eres consciente, entonces eres una víctima. Toma consciencia. Si tomas consciencia, puedes usarla; no para hipnotizar a los demás, sino para deshipnotizarte a ti mismo. Y si puedes llegar a estar completamente deshipnotizado, eres libre, estás liberado.
Y no hay ningún conflicto entre la meditación y la hipnosis. El conflicto está en las direcciones; el proceso es el mismo.
Osho, del Libro de los Secretos